martes, 15 de agosto de 2023

DE LENINGRADO A SAN PETERSBURGO

 

INTRODUCCIÓN

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

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Estuve en San Petersburgo cuando se llamaba Leningrado. Era invierno entonces, y no pude ver el imponente paisaje de la ciudad desde el Nevá. Después de la Primera Guerra Mundial que enfrentó a Rusia y Alemania se llamó Petrogrado para evitar la toponimia alemana de “Petersburgo”.

A la muerte de Lenin en 1924 se llamó Leningrado. Gorki, consultado sobre ese cambio de nombre, dijo salomónicamente que tanto Pedro I como Lenin tenían para Rusia el mismo peso histórico.

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San Petersburgo es hermosa por sus calles, su arquitectura, sus esculturas, sus jardines, sus tiendas y su historia llena de acontecimientos de relevancia mundial.  Caminar y contemplar tanta sublime belleza puede provocarnos el Síndrome de Stendhal: el novelista francés Henri-Marie Beyle visitó Florencia en 1817,  y  al contemplar tantos encantos arquitectónicos, pictóricos y escultóricos de la ciudad se sintió desfallecer ante tal cúmulo avasallante de hermosura junta, una especie de golpe artístico, similar al golpe solar: en ambas situaciones es el exceso de los estímulos correspondiente son los causantes de las alteraciones emocionales.  La psiquiatra Graziella Magherini comprobó y documentó   estadísticamente en 1979 la vigencia de síndrome psíquico-cultural.


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Desde que leí la trilogía de Alexei Tolstoi “Pedro I” he sentido admiración por este zar: la fuerza de voluntad es imprescindible para las empresas grandes o pequeñas.

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San Petersburgo es llamada “La Venecia del Norte”.  En mucho de sus puentes uno puede constatar ciertas semejanzas entre dos ciudades.

 

 

 


[Venecia]

 

 

 

 

 

 


[San Petersburgo]

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Cuando estudiaba la carrera de Medicina nos explicaban que la obesidad era consecuencia del consumo excesivo de alimentos; y si el paciente pasado de peso nos decía que comía poco, no le debíamos creer porque durante el bloqueo de Leningrado cuando escaseaba la comida los gordos desaparecieron. Algo era cierto en ese postulado, pero no del todo.

Eugenio Chazov destacado cardiólogo soviético, escribió un libro sobre el corazón en el siglo XX. Interesante resulta un tipo de hipertensión arterial detectada en ese entonces. Hice la siguiente marginalia:

“Durante el bloqueo de Leningrado se observó un tipo de hipertensión arterial fulminante, de evolución rápida que recibió el nombre “leningradense” o “hipertensión del bloqueo”. Era provocada por el hambre terrible, el frío, los proyectiles explotados en las calles y casas, la pérdida de seres queridos, a los cuales ni siquiera podían enterrar…”

 

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[Complejo conmemorativo del santuario de Alexander Nevski]

 

En el 2008 la televisión rusa hizo una encuesta para determinar el personaje históric más representativo de Rusia. Compitieron muchos nombres: Pedro I, Pushkin, Alexander II,  Lenin. Stalin y muchos otros. Resultó elegido Alexander Nevski (1221-1263) ,príncipe ruso de la Edad Media que derrotó a los suecos y a los caballeros teutónicos. La primera victoria la alcanzó cerca del río Neva(1240), y de allí lo de Nevski. Tenía sólo 19 años. Es un héroe casi mitológico. La iglesia ortodoxa lo canonizó.

En el Hermitage se encuentra el complejo conmemorativo del santuario de Alexander Nevski. Data del siglo XVIII y está hecha con tonelada y media de plata.

 

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Gógol (1809-1852) escribió Novelas de Petersburgo, una serie de relatos, algunos fantástico que leímos durante nuestros estudios de medicina y luego releímos para recordar viejo tiempos: La avenida Nevski, El retrato, Diario de un loco, La nariz y El capote.

 



[Novelas de Petersburgo]

 

 

 

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[La Avenida Nevski]

Pasear por La avenida Nevski es recordar el relato de Gógol. En la avenida hay belleza a granel, establecimientos comerciales con llamativos nombres, cafetines, música, gente que camina apresuradamente y que seguramente se parecen a los personajes del relato gogoliano : cada uno tiene una historia propia, cada uno tiene su destino con las pequeñeces y grandezas que tejen el laberinto de la vida.

FRASES


 

-No hay nada mejor, por lo menos para Petersburgo, que la avenida Nevski…Apenas entra uno en ella percibe olor a paseo. Aunque vaya uno preocupado por algún asunto importante e indispensable, es seguro que al llegar a ella se olvidan todos los asuntos.

 

-Aquí encontrará usted la sonrisa única, la sonrisa que es una obra maestra; a veces tal, que, por el contrario, se verá usted más bajo que la misma hierba, y a veces tal, que se sentirá más alto que el pararrayos del Almirantazgo y levantará orgulloso la cabeza.

 

-Pero tan pronto como desciende el crepúsculo sobre las casas y las calles, y el farolero cubierto de esparto se sube en su escalera para encender los faroles, y a las vitrinas de los escaparates se asoman aquellas estampas que no se atrevían a asomarse durante el día...,

 

-Ha llegado la hora misteriosa en la que las lámparas prestan a todo una sugestiva y maravillosa luz.

 

-En aquel minuto era limpio y puro, como el adolescente virgen que experimenta todavía la necesidad del amor espiritual

¡Dios mío!, ¿qué vida es la nuestra? ¿Una eterna pugna entre el sueño y la realidad?

-No me gusta nada todo lo relacionado con los difuntos, y siempre me resulta desagradable contemplar el desfile de un entierro, con su largo cortejo que se atraviesa en el camino.

-El hombre es una criatura tan portentosa, que resulta imposible enumerar todas sus cualidades, pues cuanto más considera uno éstas, más aparecen otras nuevas, por lo que la descripción de todas ellas sería interminable.

-"¡Qué mundo tan extraño el nuestro!", pensaba yo cuando pasaba hace tres días por la perspectiva Nevski, acordándome de estos acontecimientos. ¡De qué modo tan singular, tan incomprensible, juega con nosotros el destino!... ¿Conseguimos alguna vez lo que deseamos? ¿Alcanzamos aquello para lo que están dispuestas nuestras fuerzas?

-En todo momento miente la perspectiva Nevski; pero miente sobre todo cuando la noche la abraza con su masa espesa, separando las pálidas y desvaídas paredes de las casas, cuando toda la ciudad se hace trueno y resplandor, y minadas de carruajes pasan por los puentes, gritan los postillones saltando sobre los caballos y el mismo demonio enciende las lámparas con el único objeto de mostrarlo todo bajo un falso aspecto.

 

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