DÍA 2. 17 DE JULIO .LUNES
1
[Las calles de San Petersburgo están llenas de placas
que recuerdan algún personaje o un hecho histórico]
Desde el amanecer cae una lluvia menuda. Salgo a
caminar por la calle Kazanskaia. Una pareja camina con sus trajes para la
lluvia o impermeables. Les pregunto dónde los compraron. Me dicen que el hotel
que está cerca. Lo busco, pero no lo encuentro. Llego hasta un mercado. El
mercado es un largo corredor con muchos y variados productos. Allí sólo compró
agua mineral. De regreso me detengo a leer todas las tablillas de mármol o
metálicas que recuerdan un hecho histórico. Siempre he creído que una ciudad se
conoce bien a través de estas placas informativas. Ojalá pudiéramos hacer eso
en nuestros países. Al frente de un organismo cultural expuse ese proyecto de
señalización histórica para nuestras calles, pero no encontró eco. Nuestros
problemas son tan básicos que los asuntos espirituales quedan en otro lejano
plano.
2
[Piotr Petrovich Schmidt]
Vamos al Malecón teniente Schmidt. Este malecón empezó
a construirse en el siglo XVIII. Piotr Petrovich Schmidt (1867-1905) fue un oficial de
las fuerzas navales rusas que participó en la primera revolución rusa de 1905
en el llamado levantamiento de Sebastopol. Schmidt fue condenado a muerte. El fusilamiento lo
dirigió Mijail Stavraki, un amigo de la infancia, compañero de estudio que se
sentaba en el mismo pupitre de Schmidt. En 1923 las autoridades soviéticas fusilaron
a Stavraki.
3
[“Desde este malecón, en el otoño de 1922, figuras destacadas
de la filosofía, la cultura y la ciencia rusas fueron obligados a emigrar”.]
Mi interés en visitar el Malecón teniente Schmidt era
ver la estela que recuerda un hecho muy doloroso, el llamado Barco filosófico: la
expulsión en barcos de filósofos e intelectuales rusos que se oponían al poder
soviéticos en 1922. Fueron enviados al exilio casi trescientas personas del
mundo cultural ruso. La idea fue del propio Lenin, quien consideró esta
deportación como una medida humanitaria en vez de fusilar a los opositores. A
los expulsados se les permitió partir junto con sus familiares y sólo podían
llevar algunas escasa pertenecías como abrigos, camisas y calzoncillos.
La estela para recordar a estos hombres y mujeres sometidos
al ostracismo fue levantada en el 2003. La inscripción dice: “Desde este malecón, en el otoño de 1922, figuras
destacadas de la filosofía, la cultura y la ciencia rusas fueron obligados a
emigrar”.
Cuando
visitamos la Galería de Tretiakov me llamó la atención un cuadro denominado “Filósofos”.
Esa vez anoté en mi diario:
“Del simbolista Mijaíl Nésterov (1862-1942) me atrae el cuadro Filósofos
:Pável Florenski y Serguéi Bulgákov (1917). El primero fue un filósofo, historiador del
arte, matemático y sacerdote ruso arrestado en un campo de trabajo en las islas
Solovetski y fusilado (1937) por Stalin por escribir sobre los números
imaginarios y la Teoría de la relatividad de Einstein. El segundo, también
filósofo y teólogo, fue expulsado del país en 1922, por oponerse al comunismo,
en el Barco filosófico. Nésterov tampoco apoyó el comunismo, pero no se
marchó de su país. Conclusión: en la pintura aparecen dos hombre. Uno fusilado.
Otro expulsado y convertido en apátrida; y el que los pintó fue también
reprimido por estar en contra del comunismo. Los tres, los retratados y el
pintor fueron perseguidos por Stalin. Los tres fueron anticomunistas, y los
tres tenían razón.
[Filósofos. Cuadro de Nésterov]
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