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DE MAYO. MIÉRCOLES
EN UNA EXPOSIÓN DE PICASSO Y DALI
Con
Tolia vamos al Jardín de Bauman, un espacio cultural que lleva el nombre de un
revolucionario bolchevique desde 1922: Nicolás Bauman. Hay un destacado
científico ruso, llamado igual que el revolucionario, Nicolás Bauman, pero
paradójica e injustamente la institución que visitamos no se llama así en su
honor. Yo pensé que ese nombre era por el hombre de ciencias. Bueno, así es la
vida.
Cuando
salimos de la estación Kitai Gorod vemos a un joven que canta a capela con una
voz no muy buena. A su alrededor no hay ningún instrumento musical , pero en el
piso esta su gorra vacía, por supuesto. Tal vez se quedó sin dinero y decidió
jugarse el todo por el todo.
Los
espacios del parque eran una finca perteneciente a una familia de la alta
sociedad desde el siglo XVIII. En 1920 fue inaugurado como jardín para el
descanso cultural.
Las
salas del museo tiene dos exposiciones con trabajos originales de Picasso y
Dali. Además, hay otra exposición de arte indígena latinoamericanos (Eldorado)
, proveniente de varios países como México y Perú.
No
entiendo mucho de pintura, pero algo es claro: para pintar como Picasso un
artista debe primero pintar cuadros al natural: paisajes tal como lo muestra la
naturaleza: bosques, montañas , ríos, etc. Gente de carne y hueso con sus
cuerpos y sus rostros y sus alegrías y tristezas de por medio. ¿Por qué hablo
de estos? Porque hay unos pintores modernos o contemporáneos que hacen pintura surrealista
sin saber pintar un gato, por ejemplo. Como decía don Quijote : pintaN un gallo
y deben escribir al pie de su obra: Este es un gallo para que la gente se oriente,
No hay que olvidar que Da Vinci y Miguelángel estudiaron profundamente la anatomía
humana y animal.
De
las obras de Dali me llama la atención esos relojes deslizándose hacia abajo y
que representan el pasado, el presente y el futuro; las Venus con muchas gavetas
y un caballo que refleja con su cuerpo y su cara los estragos de la vejez, y
que inspira sentimientos de lástima y empatía.
De
las muestras indígenas fijé mi atención en un cuchillo original utilizado por
tribus mexicana para el sacrificio humano. Es impresionante cómo hacían esas
ejecuciones por motivos religiosos.
En
un de las salas conocimos a un joven artista peruano que se dedica a la música.
Se llama Roberto, vivé en Moscú y trata de hacer lo que arte le dicta a su
alma.
Escribimos
algo sobre nuestra visita en el libro de recuerdos. Salimos y entramos a un
café llamado Ereván. Charlamos un rato y caminamos por las calles amplias y
frescas de la ciudad hacia el Metro. Equivocamos la dirección y regresamos,
pero no nos afligimos porque así hablamos de las exposiciones, su grandeza y
muy buena organización.
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