domingo, 17 de julio de 2022

EN EL PARQUE KALÓMENSKOE.SÁBADO. 16 DE JULIO DE 2022.

 

EN EL PARQUE KALÓMENSKOE

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

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El día es claro y soleado. A las tres de la tarde vamos al Parque-Museo de Kolómenskoe, lleno de historia y de una arquitectura fraguada sobre madera. Caminamos por entre los senderos zigzagueantes de casa en casa hasta llegar la estación de Metro “Ziozino”.  Luego nos montamos en un bus hasta la estación “Kashirskaia”. Atravesamos un viejo túnel hasta llegar a la entrada del parque. Hay dos caminos. Escogemos el más largo por error, y ; además ,el menos transitado. Caminamos cerca de dos horas. La zona es boscosa. Nos detenemos para comer cerezas(Vishnia)  con las que los rusos preparan sus mermeladas para endulzar el té. Son rojas y ácidas. Las rojas y oscuras son más dulces. Nos entretenemos haciendo varias paradas par comer esos pequeños frutos , pero no vislumbramos los sitios históricos que queremos visitar. Vemos un árbol de ciruelas (Slivok) ,pero están verdes. En otra partes hay varias plantas de bayas de saúco (Buziná). No hay maduras y por eso seguimos. Nos encontramos con una verja de hierro que encierra a una encina de tronco muy ancho. Seguramente es muy antigua y por eso lo aíslan para protegerlo.


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Llegamos hasta la una iglesia. Es la Iglesia de la Decapitación de Juan el Bautista en Dyakov, construida aproximadamente en 1530 y ubicada en un cementerio ya cerrado; sin embargo, hay varias tumbas dispersas con sus respectivas lápidas en forma de féretro, y otras cubiertas con un cúmulo de tierra.  El nombre del templo sugiere, según los especialista, que fue dedicada al Iván el Terrible. Entramos al pequeño recinto, de paredes rusticas blancas y techo muy alto,  donde hace muy poco hubo misa. Los popes caminan de un lado a otro. Algunas personas rezan y encienden largas y delgadas velas.

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Por un largo sendero nos desplazamos lentamente. Bajamos y subimos extensos espacio de escalinatas. En las laderas hay una gran depresión. Hacia la derecha está un gran farallón.  A la izquierda, el río Moscú. Y a los lejos se divisa la ciudad bajo un cielo de un azul muy claro.

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Llegamos a la casa o “domik” de Pedro I. Una enorme estatua del zar está en la entrada. Data de 1702 y está hecha de grandes troncos de madera.  Cada entrada a un cuarto tiene un dintel muy bajo y hay que inclinarse bastante para poder entrar. Supuestamente, se hacían a esa altura para recordar a gente que debían quitarse el gorro invernal o cualquier otra prenda colocada sobre la cabeza. La casita tiene dormitorio (la cama nos parece muy pequeña para un zar que medía más de dos metros), comedor, oficina, un cuarto con la mesa donde escribía Pedro I, y un cuarto para los pajes. En cada apartado hay enseres antiguos: teteras, vasos, platos, tenedores, instrumentos de navegación con catalejos y libros. Una vitrina tiene una mano de bronce del zar, tomada directamente en vida del molde que hizo sobre la arena. Una columna de madera tiene un gran clavo antiguo con la estatura exacta de Pedro I: dos metros y cuatro centímetros.

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Nos trasladamos  hasta el Palacio del zar Alejo I. Son varias construcciones con cúpulas imponentes y apariencias muy vistosa por las formas de los edificios y los colores llamativos. Cerca, hay un teatro al aire libre. Gente sentada en muebles mullidos y hasta en el suelo presencian una obra puesta en escena. Salimos del territorio del parque. A lo lejos se oye el repican de unas campanas.

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Mientras esperamos el bus empieza a llover fuertemente. Es una lluvia que no pronosticaron en el centro meteorológico. Un arcoíris se asoma en el cielo con unos colores remarcados en su parte superior. Celebramos con   vino Castello , cabernet .de Krasnadarski. Krai.



 

 

 

 

 

 

 

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